miércoles, 24 de junio de 2009



Ya no sé qué fue aquello que le dediqué,
porque no hablo para sí.
Hoy hablo para mí.
Para mí y para mi cuerpo,
llenando cada espacio pantanoso de color.
Los colores que viven en mí!
Los que me otorga el calor de la mañana
y que, de vez en cuando, salen por mi sonrisa mientras duermo.
Se evaporan con el gas de mi estufa,
armonizan los muros de mi cueva,
despiertan sensaciones espontáneas.
En un instante preciso.
Es un segundo completamente inundado de incertidumbre,
rebalsado de música.
Y tan aliviante y sincero
que deja que mis palabras escapen,
como se escapa el agua de las manos.
Mis manos con las tuyas.
Qué hermoso paisaje!!!

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